martes, 14 de octubre de 2014

CARTA A MI AMIGO, AMARGADO DE AGRIO


Para Mi Amigo Amargado De Agrio

Querido Amargado De Agrio

Mira, si te digo la verdad, a mí no me gustas en absoluto. Es más, procuro alejarme de los que son como tú como alma que lleva el diablo. No fuera a hacerse realidad aquello de que todo lo malo se pega. Y para contagios, pues prefiero que me contagien la risa, no te voy a engañar.
Aún así, me resultas un personaje cercano porque… ¿quién no ha tenido la desgracia de toparse una vez, o más, en su vida con alguien como tú? Eres una especie que no se extingue y que te lamentas de tu propia insatisfacción. Sólo en un hipotético mundo perfecto no tendrías razón de ser. Y aún así, te amargaría tanta perfección.

Sin embargo, lo tuyo no deja de tener un gran mérito, te lo reconozco. Pasar por la vida sin ideales, sin ilusiones y teniendo como único objetivo el criticar, despreciar y censurar todo cuanto te rodea debe costar lo suyo ¿no? Alguna vez intento ponerme en tu pellejo pero, por más que me esfuerzo, te aseguro que no lo consigo. Miro a mí alrededor y veo cosas que me desagradan, es cierto. A veces, hasta demasiadas. Pero siempre, inevitablemente, descubro muchas otras que me gustan, que me entusiasman, que me hacen sentir vivo y feliz. Y automáticamente mis labios dibujan una sonrisa. Pero tú, no. Nada de nada provoca en ti, aunque sea sólo por un minuto, esa maravillosa sensación de sentirse feliz. No deja de ser admirable tu capacidad para negar lo evidente.

Además, eso de no sonreír nunca, pero nunca, nunca… Ya no digo reír… ¡por Dios, qué locura! Pero una sonrisita muy de cuando en cuando ¿no crees que te resultaría beneficiosa? Porque mira que es sano eso de soltar unas carcajadas… ¡Si lo sabré yo, que una vez hasta se me desencajó la mandíbula! En fin, tú verás…
Aunque, claro, todo tiene sus ventajas. Hasta el ser como tú. No debes preocuparte por lucir una dentadura perfecta, de esas que lanzan destellos al sonreír, porque tú no sonríes... desconoces el delicioso apuro que representa tener que aguantarse la risa, porque tú nunca ríes… Ya ves, al contrario de ti, hasta a tu negatividad absoluta le veo su lado positivo… ¿Sabes? La famosa teoría del vaso medio lleno o medio vacío se va al traste contigo porque tú, no es que lo veas medio vacío… es que lo ves vacío del todo. Eso, suponiendo que llegues a ver el vaso.
Serio, taciturno, huraño, con el entrecejo fruncido y la comisura de los labios apuntando siempre hacia abajo, pareces sacado de la época victoriana. Con semejante aspecto y tu perpetuo malhumor, es evidente que nadie reclamará tu presencia en una fiesta aunque, eso sí, serás el invitado idóneo para un funeral.

Mira, yo es que ya te imagino de pequeñito, porque lo que está claro es que desde muy temprana edad ya nos vamos consolidando en lo que seremos de mayores, y tú debías tener muy buenas aptitudes, a juzgar por los resultados. Seguro te molestaban los otros niños con su griterío, te molestaba tu hermano pequeño cuando lloraba (espero que no sintiera esa necesidad tan común en los pequeños de imitar al mayor), te molestaban los compañeros de clase con sus bromas, te molestaba tu familia y hasta el gato del vecino cuando maullaba...
Y luego, en la adolescencia, más de lo mismo. Ni fiestas porque todos acababan borrachos, ni chicas porque solo traían problemas… Con semejantes antecedentes tenías asegurado el ser lo que ahora eres, hombre amargado y mediocre. Te has ganado a pulso el llegar a donde estás ahora, que es en ningún sitio. Has tenido muchos años de práctica y el quejarte es ya para ti algo tan mecánico y necesario como respirar. Todos están en tu punto de mira y nadie se escapa.

En el trabajo te molesta el jefe por ser el jefe, sin más. La secretaria por ser mujer, coqueta y alegre. Los compañeros porque son unos vagos o porque se atreven, de cuando en cuando, a contar un chiste y reírse como locos…
El vecindario tampoco se salva. Desde el vecino que tiene la música muy alta, pasando por el otro que tiene niños y aquel que deja abierta la puerta de la escalera. Que si los niños hacen un ruido infernal, que si los clientes del bar gritan demasiado, que si no se puede aparcar en ningún lado, que si las aceras son muy estrechas… Todos te irritan, todos te molestan.
¿La Alcaldia? Por supuesto, no podía faltar la alcaldia. Que si está lleno de chorizos, que los servicios públicos funcionan fatal, que se nos comen a impuestos, que la policía no hace nada contra tanta delincuencia…
Y, como no, le llega el turno al gobierno. Ay, el gobierno… ¡ey que ahí no tienes tema! Que no hacen nada bien, que a donde vamos a ir a parar, que no saben resolver la crisis, que cada día hay más parados, que no vale la pena votar a nadie, que son unos ineptos, que eso antes con Fulanito no pasaba, que si ganaran los míos esto se acabaría, que si yo mandara todo iría como una seda… Siempre el mismo discurso, cargado de frases envenenadas. Te sientes el hombre más amargado del mundo y eso, en el fondo, te gusta.

Tienes tus minutos de gloria, claro, porque siempre hay un público para ti, tan descontento y amargado como tú. Te llenas la boca hablando de problemas pero sin plantear soluciones, criticas pero no ves tus propios errores, juzgas y sentencias sin conocer el significado de la palabra tolerancia…Tu dedo acusador señala a todo y a todos. Menos a ti.
Bueno… ¿seguimos? Tu máxima satisfacción la consigues arremetiendo contra los más débiles, los parias, los marginados. Tienes una larga lista donde elegir. Prostitutas, inmigrantes, indigentes, drogadictos… Por supuesto, sin olvidar nunca a la mujer, blanco fácil de personajes como tú. Que si van provocando y luego pasa lo que pasa, que si ninguna es como las de antes y que, menos mi madre y mi hermana, todas son lo que son… (por supuesto, no mencionas a tu mujer porque es evidente de que no tienes mujer (eh bueno)), que si se acuestan con quien les apetece, que si abortan…
Los adolescentes, todos una pandilla de indecentes,degenerados, delincuente y maleducados. Los profesores, ya no saben ejercer su autoridad como antes. Los padres malcrían y consienten todo a sus hijos… La lista es interminable.

¿Te has parado alguna vez a pensar cuantas personas, no muy lejos de ti, desearían estar en tu lugar, sólo por el hecho de tener algo de lo que quejarse?
Eterno insatisfecho, perenne descontento, malhumorado crónico y con ínfulas de dios infalible… pasas por tu absurda vida envuelto en un halo gris, tan gris como tú y todo en ti desprende un tufillo a fascista que tumba.
Pues nada, hombrecito mediocre y ruin… sigue con tu brillante carrera que tú prometes. No te digo que tienes el cielo asegurado, pero sí una vida repleta de vacíos, de frustraciones y como no, de amargura.
pd: ¡Ah…se me olvidaba!… Si alguna vez notas un dolor agudo en las comisuras de los labios y sientes un dolor atroz en la mandíbula, ten mucho cuidado… acabas de sonreír y eso, dada tu inexperiencia en ello, puede provocarte una parálisis facial de difícil recuperación.

Atentamente,  
                     Espíritu Feliz.

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