martes, 2 de febrero de 2016

"Queridos hijos: soy gay"

Por Gabriel J. Martín
consulta@gabrieljmartin.com
Un lector nos pedía que hablásemos del tema así que aquí está nuestra respuesta. Bien: eres gay pero estuviste casado “heterosexualmente” antes de asumir tu homosexualidad. Has salido del armario y llega la hora de hablar de ello con tus hijos. Te los imaginas haciéndote preguntas que no sabrás contestar y, eso, te da pánico. Salir del armario con los hijos desempolva siempre nuestros peores temores y es que, al fin y al cabo, nadie en el mundo te importa tanto como ellos. Sin embargo, si se dan las condiciones, las cosas serán mucho más sencillas de lo que tú te temes y, como a mi amigo Jordi, puede que tu hijo te diga lo que el suyo de 7 años: “papa, el que importa no és a qui estimes, sino estimar” (“papá, lo que importa no es a quién quieras, sino querer”). Los hijos, a veces, nos dan lecciones.
¿Salir del armario?
father hugging childrenSalir del armario (una buena salida del armario) es la manifestación pública y expresa de tu orientación sexoafectiva. Mediante esa verbalización, renegocias tus espacios personales para que todos aquellos que se relacionen contigo lo hagan refiriéndose a quien tú eres verdaderamente y no a quien ellos se imaginan que eres. Salir del armario supone (1) darse cuenta que los demás, por un prejuicio heterocentrista, dan por sentado que todos somos heterosexuales y, a veces, hace falta recordarles que el mundo es sexualmente diverso y que no deben dar nada por supuesto. Salir del armario supone (2) que estás totalmente convencido de que tu homosexualidad es tan digna como tu supuesta heterosexualidad y que nada desmerece tu persona por el hecho de que seas homosexual así que no hay razón para esconderlo. Salir del armario supone (3) que hablas de tu orientación sexoafectiva sin eufemismos ni circunloquios: no eres una persona que se enamora de personas (a no ser que verdaderamente seas pansexual) sino un hombre que se enamora de hombres. Por último, salir del armario supone (4) que pides a los demás que te traten como lo que eres y no como lo que creen que eres. Salir del armario es la asertividad de la afectividad: ponerte delante de los demás y pedirles que te traten conforme a lo que hay en tu corazón.
Salir del armario… ¿con tus hijos?
¡Je! Todo lo anterior es muy bonito pero (un “pero” con la “e” muy estirada) si con alguien no se es tan asertivo, porque te preocupa sobremanera lo que pueden pensar de ti, es con tus hijos. Te da un miedo atroz causarles un trauma (sí, lo he oído en consulta) o, como poco, confusión así que eso tan chuli de salir del armario con ellos te lo piensas un poquito más. Unos buenos padres tienen miedo de hacer daños a sus hijos y está bien que quieran protegerlos de daños innecesarios pero también otras dos cosas son ciertas: (1) es más dañina la falta de confianza y que crezcan sintiendo que hay cosas sobre las que no puedes hablar con su padre y (2) los niños también tienen que aprender que el conflicto (y su solución) forma parte de la vida, así que mejor ve entrenándolos adecuadamente. Lo mires por dónde lo mires, es mucho más adecuado que hables con ellos sobre tu homosexualidad.
Para que todo transcurra con las mejores garantías, te aconsejo que tengas presentes un par de cuestiones:
  1. Su edad. Hasta los 8-9 años no suelen entender demasiado bien este tipo de cosas de la diversidad sexual. Antes de esa edad pueden incorporarlas sin hacerse demasiadas preguntas, lo ven como algo natural pero no se cuestionan demasiado qué hay detrás de los diferentes tipos de parejas. Si tú lo que quieres no es que tus hijos lo sepan sino que lo entiendan, tendrás que esperar a que tengan una cierta capacidad de razonar. Te recuerdo, ya puestos, que las edades siempre son orientativas y puede que tus hijos, en concreto, sí estén preparados para entenderlo mucho antes de la prepubertad.
  2. Tu exmujer. Aunque parezca que no tiene nada que ver, la relación que guardas con tu exmujer es muy importante. A mejor relación y mejor entienda ella tu homosexualidad, más fácil será que tus hijos lo integren en sus vidas. Valora este aspecto antes de dar ningún paso porque una madre enfadada con su marido “que la engañó con su doble vida” no ejerce el mismo efecto sobre los hijos que una madre que “entiende que su ex marido tuvo que hacer un proceso para aceptarse a sí mismo”. En el primer caso estaría bien contar con algún mediador familiar porque tu orientación no debe ser jamás usada en tu contra (sí: lamentablemente, he visto casos).
¿Cómo salir del armario con tus hijos?
father and son talkingEvidentemente no existe una fórmula mágica y, como cualquier otra revelación de cierta trascendencia, supone haber preparado el momento y el terreno: elige un día y un sitio en el que podréis estar tranquilos hablando sobre lo que sea que haya que hablar. Mejor una tarde de sábado, en casa tranquilos, a la hora de la merienda. Y si hay pasteles y refrescos de por medio, mucho mejor. Trata de convertirlo en la fiesta de “los miembros de esta familia valoramos por encima de todo la sinceridad”, no en un interrogatorio. Se trata de que tus hijos comprendan que su padre es un ser humano que, como todos los seres humanos, ha tenido miedo o no ha estado acertado o ha necesitado reconducir una situación y, sobre todo, que su padre es un hombre que se preocupa de arreglar las cosas en todo lo que esté en su mano. Comenzando por no avergonzarse de ser quien es.
Habla de amor, no de sexo. Lo que nos hace homosexuales no es con quién nos acostamos sino de quién nos enamoramos. En este caso no es un eufemismo: es una definición científica. Además de estar siendo escrupulosamente exactos al hablar de nuestra orientación sexoafectiva (¿ves lo de “afectiva”?), facilitamos la comprensión a nuestros hijos de por qué el hecho de que seamos homosexuales ha supuesto el fin del anterior matrimonio heterosexual (no puedes estar casado con alguien de quien no estás verdaderamente enamorado, ya hemos dicho que estáis en la “fiesta de la sinceridad familiar”) y también de por qué, en el futuro, puede que papá tenga un novio. Y que se casen.
Eso sí, si te peguntan por sexo, contesta (¡que estáis en la fiesta de la sinceridad familiar!) y aprovecha para fomentar el hábito de la confianza con tus hijos. Como comprenderás, es poco probable que tu hijo de 8 años te pregunte si te gusta hacer felaciones (quizá el de 16 años sí te lo pregunte), es más fácil que los pequeños te pregunten si te “das besitos” o “te abrazas fuerte” con otro hombre. En ambos casos la respuesta es: “Claro, cielo, cuando alguien te gusta muchísimo como pareja, te das besitos”. Al adolescente curioso que tiene la suficiente confianza para preguntarte por felaciones le puedes añadir la información que estimes oportuna.
El temido tercer grado
Tus hijos querrán saber muchos porqués… ¡porque los niños siempre quieren saber los porqués de todo! Así que tú, que además de su padre, eres su educador y figura referente (nada menos) tienes que satisfacer esa curiosidad. Por suerte para ti, a estas alturas de la película, no necesitarás explicarles qué es un gay. Lo saben y tienen información adecuada de sobra. Esta respuesta te la vas a ahorrar. Si no tienen edad para saber qué significa que eres homosexual, igual es que no toca hablar aún del tema por más que tus hijos conozcan a tu novio (seguro que lo ven como “el tito Antonio”). Te dejo una lista de preguntas que sí serán preguntas posibles con algunas respuestas aconsejables. Verás que son contestaciones muy simples que no entran ni en profundidad ni en detalles psicológicos ni filosóficos. Son contestaciones para las primeras preguntas en la primera vez que habléis del tema. Ya tendréis tiempo de profundizar y matizar… con el tiempo y la confianza. Espero que te sea de ayuda.
  • ¿Te has vuelto gay? No, no me he vuelto gay. Uno nace homosexual, heterosexual o bisexual.
  • Si ya lo eras ¿por qué te casaste con mamá? A veces cuesta tiempo darse cuenta o resulta difícil aceptarlo. Cuando yo tenía vuestra edad, a los homosexuales nos pegaban mucho y era normal no querer serlo. Algunos conocíamos a una chica maravillosa como vuestra madre y confundíamos cariño con amor. Pero al final maduras y te das cuenta de la verdad y no puedes seguir mintiéndote. Ni a ella tampoco. Ni a vosotros. Pero no me arrepiento de nada, porque he conocido a vuestra madre y os tengo a vosotros, que sois lo mejor de mi vida.
  • Si tú eres gay ¿yo lo voy a ser? Los abuelos son heterosexuales y yo soy homosexual, así que no siempre la homosexualidad pasa de padres a hijos pero si lo fueras, eso es algo que sabrás tú cuando llegue la edad de enamorarte y me tendrás aquí para ayudarte a que tú lo vivas felizmente desde el principio.
  • ¿Mis amigos lo tienen que saber? La relación entre tú y tus amigos es algo en lo que yo no debo inmiscuirme. Si te sientes incómodo por el hecho de que yo sea gay o crees que ellos no lo sabrán aceptar adecuadamente, podemos hablarlo tú y yo para encontrar la mejor solución. En cualquier caso tú decides cuáles cosas de tu vida personal y familiar pueden saber tus amigos y cuáles no.
  • ¿Va a cambiar nuestra relación? ¡Claro! ¡Para mejor! No quiero que haya nada entre nosotros que no podamos contarnos… y yo ya he dado el primer paso. No quiero ir de “padre-jipi-súper-guay” pero sí que esto nos sirva para confiar más los unos en los otros y saber que nos apoyamos y que nos lo podemos contar todo.
  • ¿Tienes novio o piensas tenerlo? A todos nos gusta estar en pareja. Espero que sí y que sea pronto (o “Sí, tengo novio, ¿queréis que os lo presente?”, o “sí, Antonio, ¿os lo imaginabais?”).
  • ¿Qué va a ser de mamá? Seguirá siendo mamá. Pensad que esto es como si nos hubiésemos divorciado pero que a mí me gustasen las mujeres. Aunque yo tuviera una novia, mamá siempre seguiría siendo mamá. Y ella también conocería a otro hombre. Se trata de que seamos felices al margen de con quiénes estemos como pareja.
Lo importante es que siempre estaremos con vosotros
En resumen: hablar de tu homosexualidad con tus hijos no tiene por qué ser un problema si tú mismo tienes claro lo que significa que tú seas homosexual. Para ellos lo importante no es más que la calidez de la relación que tienes con ellos y que la familia siga siendo una familia que se quiere. Los conflictos ajenos a tu homosexualidad (p. ej.: un divorcio traumático) les van a afectar mucho más que el hecho de que tú te enamores de otro hombre. Quítate la culpa de encima…como dijo aquel chaval ¡lo que importa es querer a alguien!

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